VÍDEO BIKE MAROC 2013
RESUMEN «BIKE MAROC 2013»
EN IMÁGENES
TESTIMONIOS
TESTIMONIOS PARTICIPANTES BIKE MAROC 2013
Testimonio de José Mª Garví
Como participante de la bike maroc 2013, me parece lo más apropiado hacer una valoración por apartados, que podría ser:
a) Ambiente de grupo: excelente; no sé si por ser un grupo pequeño o por el carácter de los participantes, pero a las pocas horas de compartir viaje ya se formó un grupo único y puedo decir que regresé con nuevos amigos.
b) Recorrido: fuimos engañados, no era una cicloturista, había que ir bien preparado. Aunque a todos nos hubiera gustado que las etapas fueran más cortas, también tiene su encanto ver la puesta de sol en el desierto mientras pedaleas hacia tu destino. Si bien hubo tramos que pudieron resultar monótonos, hay que hacerlos para poder disfrutar de los que no lo son. Para valorar la refrescante sombra de una acacia en el desierto, es necesario estar primero unas cuantas horas al sol. En cuanto a paisajes, me remito a las fotos.
c) Organización: me parece admirable la forma en que se resolvieron a diario las incidencias del viaje, que para nosotros pasaron desapercibidas. A destacar la paciencia infinita del jefe de expedición y ayudantes.
José Mª Garví
Testimonio de Ernesto García
Grupo ciclista PlatoChico
Hacía tiempo que venía gestando la idea de hacer un viaje en bici a la zona del norte de África y de hecho ya había recabado información a través de varios medios y empresas interesándome por viajes principalmente a Marruecos o Túnez. El Magreb y oriente próximo me resultaban un reclamo muy apetecible y dado que por diversos motivos el pasado año no pude salir de Canarias con la montura, era una tarea pendiente para el presente año.
De forma fortuita, un día, en la tienda de Tri-Ciclos de Santa Cruz, lo vi. Era un cartel que rezaba Bike Maroc 2013 e inmediatamente se activó la antena mental. El cebo resultaba muy apetecible y más, como pude tener conocimiento acto seguido, cuando se trataba de un grupo que se desplazaba directamente desde Tenerife. Me informé lo antes que pude de todos los pormenores: grupo local, primera edición en mtb, experiencia en desplazamientos a Marruecos…No conocía a nadie salvo a Francis Yanes pero me decidí a ir a la reunión informativa aún con algunas dudas rondándome la cabeza, y una vez efectuada ésta y conocido al grupo no tuve dudas: me iba a Marruecos. Platochico iba a tener representación en la primera Bike Maroc.
El viaje
Estaba diseñado para rodar 6 días de los 7 del desplazamiento, cubriendo una distancia aproximada de 500 km por paisajes variados de la zona central de Marruecos cubriendo un trazado circular, aunque una vez en poder de los tracks para el gps pudimos comprobar que se trataba de bastantes más aunque no resultaban especialmente amenazantes a tenor de los perfiles. Cuánto nos íbamos a equivocar…
En lo referente a preparativos y para evitar problemas y pese a llevar todo lo pertinente para posibles averías, opté por cambiar las ruedas de27,5 pulgadas y volver a las 26 durante el viaje para evitar posibles problemas con los aros, el tubelizado y las cámaras. También así aprovecharía las cubiertas tubeless que ya tenía montadas en ese juego. Esta vez también modifiqué el hecho de llevar la bolsa de la bici, optando por la caja de cartón y los plásticos para aligerar respecto al límite de peso. Los días pasaron y la fecha señalada llegó todo estaba preparado y partimos un total de 15 personas entre organización y ciclistas el día 22 de abril vía Gran Canaria para Agadir, para evitar imprevistos las bicis fueron desde el día 14 como paquetería facilitando todo el desplazamiento de ida. Ya en territorio marroquí nos esperaban otros dos miembros de la organización que se habían desplazado antes para gestionar todo el tema de recogida de bicis y tránsito del vehículo de apoyo. Comenzaba la aventura.
1ª Etapa Taliouine-Foum Zguid – 166 km
Tras un desplazamiento de unos 180 km en coche hasta la localidad de salida (que nos dejó estampas impagables del uso de las carreteras en el país vecino), tomamos contacto con la realidad del país tras una etapa prólogo de apenas 12 km para poner las monturas a punto. Lo poco que vimos me resultó ya fascinante y las ganas de empezar a rodar en serio bullían en las piernas. Tras un desayuno temprano remontamos en coche un puerto algo largo para llegar a una cota aceptable de salida evitando el peligrosísimo tráfico local y el considerable frío que acompañaba los amaneceres y puestas de sol en esa altitud. Avanzamos por carretera hasta tomar el desvío de pista y comenzar la ruta en sí. Apenas con 35 km en las piernas un desafortunado accidente hizo que un compañero tuviera que ser evacuado para recibir asistencia médica y continuó el grupo en solitario. Con alguna que otra pérdida de posición navegando con los gps y una pizca de aventura por haber desaparecido pistas, transitamos por lugares muy variados, pistas enormes, zonas de palmeral, bajadas increíbles, barrancos interminables. Finalmente conseguimos contactar con el jeep tras arrastrar problemas de comunicación gran parte de la ruta por lo accidentado de la orografía. El compañero había sido bien atendido y tras una rápida comida sobre el km 90 de trayecto, al que habíamos llegado ya justos de agua, procedimos a seguir por una larguísima y sobrecogedora pista que apenas abarcaba la vista. Horas duras de pedal que solo se pueden sobrellevar por las magníficas y descarnadas vistas de la inmensidad marroquí. Aún así los km fueron muchos, se nos vino encima la noche y llegamos escalonados al primer hotel con una gran aventura a las espaldas. El bautismo de fuego había sido importante pero gratificante. Aquello no era un paseo, Marruecos nos había enseñado los dientes.
2ª Foum Zguid-Erg Chegaga – 114 km
Tras una noche en jaima marcada por el viento y el frío, partimos del hotel hacía la zona del lago Iriki, el cual íbamos a cruzar. A veces intentar describir un paisaje resulta francamente dificultoso si lo que tienes ante los ojos es una nada gigantesca, de la que solo sabes que tiene fin por estar circundada por lejanas cordilleras y zonas de arena. Rodar en el lago, sentirte ínfimo, tomar conciencia de forma inapelable de lo ridículos que podemos ser en comparación con la naturaleza es una cura de humildad que todos deberíamos pasar en la vida. Nunca lo olvidaré. Comimos en medio del lago, y tras una sorpresa inesperada (bares con mesas y sillas en medio del mismísimo vacío) en forma de refrescos fríos, llegamos a una zona más irregular y rocosa que nos llevaría hasta la zona del Oasis sagrado, a las puertas de nuestro destino de ese día. El terreno era inhumano, la suma de los kilómetros combinada con los serios pedregales con que nos topamos empezó a pasar factura en nuestras posaderas. De nuevo de forma escalonada y rozando la noche llegamos al Oasis de Erg Chegaga tras unos últimos km interminables de zona arenosa que apenas permitía caminar con comodidad. El sitio, a escasos km de la frontera argelina, francamente impresionante. Se sumaba una dura jornada que nos recordaba amargamente las sonrisas esbozadas en Tenerife al estudiar los perfiles. Las alarmas de los culos ya tenían el piloto encendido desde hacía horas y se imponía empezar a mimar la baja espalda.
3ª Erg Chegaga-Zagora – 68 km
El descanso fue recuperador, y acordamos desplazarnos en vehículo por turnos hasta la zona del Oasis Sagrado que habíamos pasado ayer para no desandar de nuevo unos kilómetros muy pesados y que no apetecía repetir. Eso hizo que la hora efectiva de comienzo de pedaleo fuera sensiblemente más avanzada de lo aconsejado para la zona: desierto puro y duro. Los primeros compases de la ruta fueron verdaderamente sufridos por lo dolorido del culo, y la cabeza se me empezó a nublar de malos presagios sobre poder alcanzar el fin de la etapa. Por suerte la pista estaba, en su gran mayoría mejor que el día anterior y nos dio algo de tregua, aunque tuvimos que recurrir a mitad de ruta a la vaselina y otras cremas protectoras para poder sobrellevar la papeleta. Zona desértica durísimas, calor intenso, paisajes inabarcables a la vista, zonas de acacias (vaya picos…), camellos…sobre el km 40 la organización encontró una acacia especialmente dispuesta para nuestros fines y comimos para afrontar la última parte de la ruta. La zona estaba más rota, el calor, más intenso, cada poco tiempo parábamos en las escasas sombras que nos brindaba el terreno y algún compañero tuvo algún susto con un golpe de calor. Tras ascender un puerto pedregoso llegamos a una zona de llano formidable que nos animó y a partir de ahí recorrimos los casi 20 km que nos quedaban con poco desnivel y subiendo la media de velocidad bastante. Llegamos a una localidad bastante sucia y tomamos una gasolinera local donde conseguimos que nos lavaran las bicis por un precio ridículo y se acordó que parte de la tropa fuera en un furgón luchado dírham a dírham (moneda local) mientras el resto nos desplazábamos en el Jeep a Zagora, localidad denominada las Puertas del Desierto. Tras recorrer unos 80 km en vehículo entrando en la bellísima zona del Valle del Draa llegamos hasta un espectacular hotel nada acorde con la discreta localidad (al menos lo visto), que nos deparó unas vistas del anochecer sobre el palmeral adyacente indelebles en mi memoria a partir de ahora.
4ª Zagora – Ouarzazate 46 km
Nuestros traseros ondearon la bandera blanca. Se imponía una tregua con el terreno magrebí. Sibien estaba dispuesta una etapa de casi 100 km, finalmente nos pusimos de acuerdo para llegar a nuestro próximo hospedaje sin que nos asaltara la noche y así poder reponernos debidamente tras las palizas previas. Aún así demasiado tarde para algún compañero cuyas posaderas no tenían marcha atrás debiendo optar forzosamente por el retiro de la ruta a pedales. Tras una noche digna de recuerdo en el buffet del hotel dejamos la localidad de salida de la mítica ruta hacia Tombuctú circulando principalmente por pistas pacíficas jalonadas de palmeras, trigales y Kasbahs (fortalezas antiquísimas). Con apenas unas horas de recorrido nos distribuimos en el Jeep y en dos furgones contratados y recorrimos unos 160 km hasta nuestra localidad de destino entrando en contacto con la montaña. El viaje en vehículo fue delirante. Intentábamos disfrutar del paisaje, pero la sinrazón y la falta de toda precaución de los conductores marroquís nos hicieron pasar momentos de auténtico pavor. Aunque los conductores se empeñaron en lo contrario llegamos sin lamentar ningún percance a la bonita localidad de Ouarzazate y nos regalamos una tarde relax incluyendo piscina, paseo a la luz del día y compras en la zona cercana al hotel. Conociendo a los vendedores locales no tengo muchas ganas de conocer a los de las zonas más turísticas.
5ª Ouarzazate-Taznakht – 70 km
La jornada nos tenía preparada largas pistas bien apisonadas idóneas para rodar sin contratiempos. Zona de media montaña con vistas a la cordillera del Atlas de fondo. Casi la primera mitad de la ruta se hizo en un tiempo ideal, manteniendo una buena e inusual media gracias al terreno. Marruecos nos daba un respiro. Nos comimos varios puertos que se hicieron llevaderos y también algunas bajadas impresionantes.
La cosa prometía y comimos prácticamente en el km 50. Continuó el mismo tipo de pista rápida y firme y por desgracia tuvimos que lamentar una impactante caída de un compañero en una zona de vadeo de un río que estaba mojada. Fue aparatoso y nos hizo temer lo peor pero por suerte todo se saldó con algunas magulladuras y muchísimas risas. La última parte circulaba por sendas más pedregosas llegando aún así a destino a una hora más que aceptable, lo que nos permitió de nuevo conocer la localidad, comer pinchitos y practicar en el arte del regateo. Tarde muy plácida para enfilar la última jornada.
6ª Taznakht-Taliouine – 95 km
Venía una etapa seria y las piernas y los traseros ya iban tocados. El día amaneció claro y prometía calor, además nos tocaba mucha carretera. Me equivoqué en la predicción y pasé un frío insufrible, en parte por la altitud, casi 1800 mts, y sobre todo por el fuerte viento que nos castigó gran parte del camino. Al salir del asfalto y retomar pistas terminamos desembocando en un valle de vistas espectaculares hasta llegar al punto más alto del día. Habíamos ascendido casi durante 38 km. Las fuerzas iban mermadas y varios compañeros se plantearon dar la ruta por acabada antes de tiempo una vez terminada la bajada, que transcurrió por zonas muy rápidas. Nos echamos al cuerpo unos macarrones dignos de Estrella Michelin dejando ese día aparcado la comida más sencilla que veníamos consumiendo y solo parte del grupo emprendió la segunda parte de la ruta. Nos esperaban ascender unas “tachuelas” importantes y pasamos por un valle de un gran cauce. Muy espectacular. Venían después zonas de bajada muy rápida y bonita en montaña, aunque también muy rota, que terminó de “arreglarnos” la espalda. Una zona de castaños singular y el cauce de un río completamente lleno de arena nos daban la despedida en los kilómetros finales mientras nos acercábamos a la localidad de salida. Los últimos km por carretera nos guardaban aún la sorpresa de un puerto dolorosa para enfilar la larga bajada al pueblo. Lo habíamos hecho, y estábamos francamente felices. Habíamos padecido las últimas dentelladas de esta tierra pero uno solo podía estar contento y lleno de paisajes y experiencias.Apuramos las últimas horas en Marruecos desmontando y embalando bicis, sacándole jugo a la wifi (cita ineludible en todos los hospedajes cuando era posible) y tomándonos un merecido descanso.
El viaje hacia el aeropuerto, repartidos nuevamente entre un furgón con la carga y el jeep nos ratificó en la idea de lo peculiar y peligroso que supone conducir en esos lares. Una vez en el aeropuerto nos esperaba una nueva y desagradable sorpresa a cargo de Air Moroc, queriendo hacer caja a cargo del grupo. Nuevamente el buen hacer de la organización y nuestra insistencia hizo que la papeleta se solventara medianamente bien, pero nos dejó muy mala impresión.
Resumen
La Bike Moroc en su primera edición no fue un paseo. Casi 580 km y unos 5000 mts de acumulado quizás no hacen justicia a lo difícil del terreno y el clima. El grupo demostró ser fuerte y estar a la altura del trazado y de la insospechada dureza del terreno, cada uno dentro de sus posibilidades y circunstancias. Se cometieron errores, cómo no, pero en todo momento cabe destacar la capacidad de sacrificio de los organizadores, su total disponibilidad y flexibilidad para hacer cambios. Viajar así, contando con gente preparada y responsable hace que la experiencia merezca repetirse y deje un grato sabor de boca. Hay que estar dispuesto a pasarlo mal pedaleando y no dejarse llevar por los perfiles en principio inofensivos; combinados con el clima y el terreno algunas etapas son de una dureza muy seria. Los paisajes de Marruecos son muy cambiantes y siempre asombran. Sus pueblos, muy pobres en su mayoría, demuestran sin embargo una felicidad natural y muy buena educación. La comida, por lo general sencilla en los sitios que estuvimos, es muy sabrosa, basada en el uso del tallín (especia de hoya típica de barro), pan y frutas y verduras. La cerveza solo estaba presente en los hoteles más grandes, y por supuesto del cerdo ni hablamos. Ver las condiciones en que se vive en algunas zonas hace que te replantees muchas cosas, que veas la vida con otro prisma. Porque toda esa realidad no está a muchos miles de kilómetros, está aquí al lado, a la puerta de la esquina. Marruecos engancha y casi seguro repetiré.
Todos los agradecimientos que se puedan dar a Dámaso, Toñi y Carlos se quedan en pocos. Rosa, que acompañaba a uno de los integrantes del grupo, también se involucró de forma destacable en toda la logística. Tienen una calidad humana y una capacidad de trabajo enorme, y siempre manteniendo una sonrisa y buen talante, lo que no es fácil. Dar pedales así no parece tan complicado.
Un fuerte abrazo.
Ernesto García,
Grupo ciclista PlatoChico